miércoles, 7 de octubre de 2015

La guerra de los pingüinos




En el año 1938, en pleno apogeo nazi, Alemania envia tropas a una gran expedición a la Antártida. Una operación sin precedentes, el ejército nazi cartografía 600.000 km2, y delimita unos 350.000 km2 con balizas con la esvastica nazi.
A esta enorme extensión de tierra antartida la llamaron Neuschwabenland.
No se sabe a ciencia cierta que es lo que hicieron aquí los alemanes, algunos dicen que Hitler encargó la construcción de una fortaleza inexpugnable. También aseguran que encontraron tierras cálidas desprovistas de hielo más allá del polo. 


En Mayo de 1945 Alemania se rinde. Pero se desconoce el paradero de 120 submarinos nazis. Dos de ellos se entregan en los años posteriores cerca de la Antartida en aguas argentinas. 


En 1946 EEUU inicia la operación High jump, una operación militar de una envergadura descomunal que tendría por objetivo realizar pruebas de material, armamento, instrumental y personal en condiciones extremas de frío. Para tal operación son enviados a la Antártida 13 navíos de guerra (destructores, portaaviones, petroleros, buques de comunicaciones), 33 aviones y 4.700 hombres, y casi ningún civil. Extraño despliegue tan solo para hacer practicas y construir una base militar. Y extraño también que tuvieran que ir a la Antártida teniendo Alaska y todo el norte. La operación estuvo bajo el mando del contraalmirante Richard Evelyn Byrd. Extraño personaje, héroe nacional, casi de película, este hombre haría cosas extrañas en su vida, luego hablaré de ello.

La operación debía durar 8 meses, pero inexplicablemente las tropas estadounidenses se retiraban de la Antártida 8 semanas después con un enorme coste tanto en vidas humanas como materiales. La flota regresó a casa malparada y nunca se ha sabido que les ocurrió, por eso se le llamó en algunos medios la guerra de los pingüinos pues a no ser que se hubieran enfrentado a ellos no se sabía quién era el enemigo. Y a día de hoy sigue siendo "Top secret". 


Richard E. Byrd.
Richard E. Byrd.
A su regreso, Byrd declaró: "Tenemos que estar preparados para un posible ataque de aparatos voladores desde el polo sur". Murió poco después mientras dormía.

Richard Evelyn Byrd había efectuado varias expediciones al polo sur desde 1928 hasta prácticamente el día de su muerte en 1957. En un vuelo sobre el polo sur, el 19 de Febrero de 1947, el almirante Byrd afirmó ver tierra verde y montañas con bosques dónde sólo debía haber hielo. En un fragmento de su interesantísimo diario apuntó: 

..."Además de las montañas hay algo que parece ser un valle con un pequeño río o riachuelo que discurre hacía la parte central. ¡No debería haber ningún valle verde aquí abajo!. ¡Hay algo decididamente extraño y anormal aquí! ¡Deberíamos sobrevolar sólo hielo y nieve!. A la izquierda hay grandes bosques en las laderas de los montes. Nuestros instrumentos de navegación todavía giran como enloquecidos".


..."Altero la altitud a 1400 pies y efectúo un giro completo a izquierda para examinar mejor el valle que está debajo. Es verde con musgo e hierba muy tupida. La luz aquí parece diferente. No soy capaz de ver el Sol. Damos otro giro a la izquierda y avistamos algo que parece ser algún tipo de gran animal. ¡Se parece a un elefante! ¡¡¡NO!!!. ¡Parece ser un mamut!. ¡Es increíble! ¡Sin embargo es así!. Descendemos a cota 1000 pies y uso un prismático para examinar mejor al animal. Está confirmado, se trata de un animal semejante al mamut".


El testimonio de Byrd, (en la foto) quedó plasmado en su diario, curiosamente algunas cosas coinciden con las exploraciones nazis, como las zonas verdes en pleno polo sur. Muchas incógnitas. 

Sobre la operación High jump y las expediciones posteriores poco se sabe. ¿Encontraron y/o construyeron algo los alemanes? ¿Que descubrió Byrd? Y contra que luchó la flota estadounidense en 1956... 
Sobre lo descubierto por Byrd se ha especulado mucho, los defensores de la teoría de la tierra hueca tienen en el almirante Richard E Byrd su mayor baza para defender esta teoría. Pues ven en su diario la prueba irrefutable que en los polos hay zonas cálidas que son la antepuerta a las oberturas polares. 





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